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Filosofía de la Transistencia: a partir de Martín Heidegger y del Budismo Zen
Los interrogantes 1) ¿De qué padecemos? 2) ¿A qué aspiramos? 3) ¿Con qué contamos? 4) ¿Qué hacemos? van resueltos, respectivamente, en el primero, el segundo, el tercero y el cuarto ensayos, así:
1) Padecemos de sistemas filosóficos sujetos a la perspectiva, incapaces de otorgar en un grado supremo la respuesta a la pregunta por el Ser del ente, relativizables en tanto restringidos a paradigmas histórico-culturales, y colocados en una situación crítica respecto a las ciencias positivas.
2) Aspiramos, no a un sistema teórico definitivo e inamovible, como se creyó que lo era el Hegeliano, sino a un saber absoluto, de tipo intuitivo, sobre el ser del ente, relacionado más bien con una experiencia vital que con una definición nominal. Aspiramos a la sabiduría: somos Phylosophos. Esta aspiración epistemológica es simultáneamente eudeica.
3) Durante algo más de dos milenios occidente le ha confiado a las mediaciones lógico-discursivas la resolución de las inquietudes filosofantes, sin que se haya conseguido, al parecer de algunos, dar respuesta al Pathos epistémico-existencial del ente preeminente. Es hora, pues, de pasar revista a las tradiciones orientales, y en especial al budismo Zen y al Taoismo. Estas tradiciones hablan de la posibilidad de una experiencia insuperable del ser del ente, llamada satori, y enseñan cómo llegar a ella.
4) Somos occidentales, y muchas de las prácticas orientales que corren “tras de” el satori no se adecuan a nuestra manera de ser. Pero podemos estudiar la estructura interna de dichas prácticas, para crear nuestras propias maneras de averiguar transracional mente por el. Ser del ente. La decisión por este tipo de averiguación, sin embargo, requiere una previa afinidad con las prácticas transistenciales, y no puede ser impuesta a nadie.